Quédate con nosotros (Lc 24, 29)

“Quédate con nosotros” es una expresión tan hermosa en boca de los discípulos de Emús que hoy se hace latente en nuestras vidas, “la tarde está cayendo”, vemos claramente la necesidad de hacerse acompañar, reconocerlo en el momento de la fracción del Pan, es regocijarse y conmoverse, es anunciar como los discípulos su resurrección.

De nuestros corazones tiene que salir el “Quédate con nosotros Señor” ya no solo como una expresión, sino como una oración que brota de lo más profundo del interior, ahí cuando las tinieblas se hacen densas, ahí cuando el dolor abruma, cuando la soledad y el miedo se apoderan, su Palabra infunde esperanza y consuelo, su Pan alimenta y fortalece el caminar.
Aquí te comparto algunos fragmentos de la meditación de Benedicto XVI en su discurso inaugural de Aparecida.

“Quédate con nosotros, Señor, acompáñanos aunque no siempre hayamos sabido reconocerte. Quédate con nosotros, porque en torno a nosotros se van haciendo más densas las sombras, y tú eres la luz.

Quédate con nosotros, Señor, cuando en torno a nuestra fe católica surgen las nieblas de la duda, del cansancio o de la dificultad.
Quédate en nuestras familias, ilumínalas en sus dudas, sostenlas en sus dificultades, consuélalas en sus sufrimientos y en la fatiga de cada día.

Quédate Señor con aquellos que en nuestras sociedades son más vulnerables, quédate con los pobres y humildes, con los indígenas y afroamericanos, que no siempre han encontrado espacios y apoyo para expresar la riqueza de su cultura y la sabiduría de su identidad.

¡Oh Buen Pastor, quédate con nuestros ancianos y con nuestros enfermos!
¡Fortalece a todos en su fe para que sean tus discípulos y misioneros!”