El viejo, Chinandega- Nicaragua, donde ahí inició todo. Cuando en 1562 llegó la hermosa imagen de la Purísima Concepción de María; que por bendición se quedó en tierra pinolera, ya que su destino era Perú.
Los habitantes de la región llegaban a venerar a la bella imagen de la Virgen, llamándola la “Niña blanca”, es así como en 1857, desde la ciudad de León, se inicia la celebración de la gritería conmemorando las vísperas de la festividad de la Inmaculada.
Familiares y amigos acostumbran visitar las casas donde se preparan altares para la fiesta de la Inmaculada Concepción. Entonando cantos tradicionales a la Virgen y los dueños de casa brindan manjares, golosinas y refrescos a los visitantes. A esto se le llama popularmente “La Gorra” o “el Brindis”.
La gente recorre las calles al anochecer del 7 de Diciembre y se detiene en las casas que tienen altares confeccionados especialmente para ese día. Al acercase a la puerta, gritan “¿Quién causa tanta alegría?” y la gente, desde adentro, contesta: “¡La Concepción de María!” Con eso se inicia el canto.
Los cantos han sido, son y serán siempre los mismos que se cantaron cuando la Inmaculada llegó al pueblecito de El Viejo en brazos de don Lorenzo de Cepeda. Los nicaragüenses se los saben de memoria, grandes y chicos corean los versos de “Pues Concebida”, “Tu Gloria, Tu Gloria”, “Por eso el Cristianismo”, Oh Virgen de Concepción”, “Salve Virgen Bella”, “Salve, Salve Cantando a María” , “Dulces Himnos”, y la tradicional “Toda Hermosa Eres María”, que termina con el “Alabado”.